Fuente: Revista del Campo, El Mercurio
Aunque el objetivo inicial era la transacción de productos, más del 90% de los movimientos corresponden a factoring y el resto a ganado, donde solo opera una corredora.
Para darle más dinamismo a los pactos de retrocompra del agro —como trigo, maíz o vinos— se requiere modernizar la legislación, dar más garantías a las operaciones, quitarle responsabilidad a los corredores y eliminar intermediarios
Hace diez años, junto con la entrada en funcionamiento de la Bolsa de Productos en Chile, se comenzaron a realizar las primeras transacciones de pactos de retrocompra o “repos” en productos agrícolas. Se trataba de una nueva herramienta de financiamiento para los agricultores, que daba la posibilidad de obtener capital de trabajo a corto plazo, utilizando su propia producción: la idea era venderla a un inversionista o pagador por 60 o 90 días, a través de un corredor de la bolsa, para volver a comprarla luego de ese plazo, pagando una tasa de interés.
A pesar de los más de 30 productos agropecuarios que hoy están registrados para transarse y de la buena partida que tuvo, llegando a mover un peak de $134,9 millones en 2008, en su primera década de funcionamiento no ha generado el impacto que se esperaba en el agro.
De hecho, actualmente solo se transa ganado bovino y porcino -con la corredora BanTattersall como único intermediario activo- y más del 90% de las operaciones de la bolsa corresponde a la venta de facturas, más conocida como factoring, donde también se incluyen otros rubros, como la minería y el retail.
Una de las razones que explica el poco uso de las repos como herramienta de financiamiento para los agricultores es que, de acuerdo con los expertos, la legislación que rige a la Bolsa de Productos, creada en 1993, está obsoleta en algunos puntos, por lo que sería necesario modernizarla para que esté en línea con las condiciones actuales del mercado.
“Las reglas del juego son muy antiguas y es un buen momento para darle una remozada a la ley. Le hace falta y vendría a atacar directamente un problema de productividad del sector agrícola y de los productos en general”, plantea el gerente de la Bolsa de Productos, Christopher Bosler.
Poco atractivo para las corredoras
Uno de los temas es el de la extendida responsabilidad que tienen las corredoras de Bolsa y que va mucho más allá del negocio propiamente tal. Con las normas actuales, si una representa a un productor de trigo que quiere vender en el mercado $100 millones a un plazo de 90 días, por ejemplo, la intermediaria debe asegurar al inversionista que compra, que al finalizar el plazo tendrá de vuelta el dinero por parte del agricultor, más los intereses. El problema es que si este último no los paga, la responsabilidad de responder por la deuda es de la corredora.
Ello ha llevado a que muchos de los corredores eviten entonces hacer este tipo de negocios.
“Técnicamente, el corredor está resguardado porque el producto está en la Bolsa, con la figura del warrant, por lo que en el caso de un no pago puede vender ese trigo, pero el problema está en que no cree que sea un activo suficientemente líquido o fácil de vender como para resarcirse del pago, por lo que se considera que en la operación hay un riesgo muy alto”, explica Christopher Bosler.
La dificultad estriba en que se les complica vender esos productos agrícolas, pues en la mayoría de los casos no tienen los conocimientos específicos, porque no corresponde con su área de negocios tradicional, y, por lo mismo, lo perciben como una operación lenta y riesgosa.
“En caso de default (no pago), no tenemos cómo salir de ese producto y cómo recuperar esa plata que como corredor le pagas al inversionista. Como corredores no somos expertos en el tema agrícola; entonces, financiar un producto que no conocemos demasiado y hacernos responsables del no pago del cliente es de alto riesgo. Tenemos que buscar salidas alternativas que nos permitan ir con más confianza a hacer ese negocio”, plantea el gerente general de LarrainVial Corredores de Bolsa de Productos, Alfonso Castillo.
Esa percepción de alto riesgo a nivel de la Bolsa es el mayor desincentivo que existe para que las transacciones de productos puedan despegar, ya que por parte de los productores sí se reconoce que hay interés por utilizarla, en especial entre medianos y pequeños, a quienes les cuesta más acceder a los créditos bancarios tradicionales.
Por eso, actualmente la única corredora que trabaja con repos es BanTattersall, ya que está ligada con otras compañías relacionadas con el agro -Tattersall tiene el 35% de participación de mercado en las ferias ganaderas de Chile, con instalaciones entre Melipilla y Coyhaique- y su conocimiento del sector es mucho mayor.
“Para nosotros la garantía, en especial el ganado, es un activo muy líquido y en el caso de necesitarlo, en menos de cinco días la puedo convertir en dinero. Los demás corredores, al no estar ligados a la agricultura ni a la ganadería, lo ven como un producto muchísimo menos líquido, más lejano, y no sabrían qué hacer con mil cabezas de ganado en el caso de que se exceda la garantía”, detalla el gerente comercial de BanTattersall corredores de Bolsa de Productos, José Miguel Carrasco, quienes operan con ganado bovino y porcino.
Para solucionar esa limitante, una de las propuestas es que la modernización de la ley de la Bolsa de Productos incorpore mecanismos de garantía para proteger al inversionista y al corredor. “Tenemos ideada una solución técnica y algunas cosas las hemos conversado informalmente con el regulador, ya que la idea es que el crédito fluya de manera más fácil, con menos responsabilidad sobre el intermediario”, asegura Christopher Bosler, y añade que próximamente entregarán una propuesta formal al Ministerio de Hacienda, con la idea de que se considere dentro del segundo paquete de medidas de productividad que busca impulsar el Gobierno.
Otra idea es incorporar la opción de contratar un seguro sobre la producción que se transa o crear alianzas con empresas que tengan más facilidades para liquidar los productos agrícolas, y así venderlos rápidamente en el caso de que los deudores no paguen.
“También sería fácil tener una entidad privada a la que se le exija una certificación que asegure que lo que se está vendiendo es un determinado producto, como ocurre con las facturas, donde se vende una que está con verde ejecutivo, que está lista. Eso no lo garantiza una repo hoy”, afirma el gerente comercial de Bolsa de Productos de Contempora, Francisco Valenzuela.
Muchos intermediarios
Otra de las barreras que enfrenta la Bolsa de Productos es que en las operaciones participan no solo el corredor y el agricultor, sino que hay un gran número de intermediarios, por la forma en que está establecido el proceso en la legislación. Por ello, los expertos estiman que al simplificarlo, podría cobrar más dinamismo tanto en la inscripción de nuevos productos para transar como en las operaciones.
“Tenemos muchos intermediarios que estaban pensados en un ámbito más antiguo, cuando había muchos actores en la cadena. Por ejemplo, el SAG lleva un registro de las certificadoras y lo ideal sería sacarlos, de manera tal que lo lleve la misma Bolsa. También la idea es liberar a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) de la tarea del registro de productos, para no tener que pedirle que evalúe el registro del salmón o del ganado”, plantea Bosler.
Lo que quiere decir el gerente de la Bolsa de Productos es que sería beneficioso que el organismo regulador no tenga la necesidad de participar en las definiciones de los productos, para poder agilizar su inscripción, que en el caso del salmón congelado -el último producto que se incorporó a la bolsa- tomó dos años.
“Con ese tipo de medidas también cumpliríamos con una de las premisas que presentó el ministro Valdés, que es presentar proyectos pro productividad y con escasos recursos fiscales, que en este caso queremos liberar, porque no están aportando al valor”, añade Bosler.
La propuesta también es respaldada por los corredores, quienes consideran que un cambio en esa línea le daría más dinamismo al sector. “Si la propia bolsa tuviera las atribuciones para crear la normativa, sin tener que recurrir al SAG ni a la SVS, aunque bajo su regulación, creo que el sistema sería bastante más dinámico, porque hay regulaciones factuales que impiden que este producto lo sea”, comenta Alfonso Castillo.
Desde la SVS advierten que, aunque no ocurre en todos los casos, ha sucedido que mientras menos demora la bolsa en definir un padrón, más errores y omisiones se presentan al momento de revisarla, lo que hace que la aprobación se demore más, y que algunos productos nuevos requieren de mayor tiempo de análisis.
“La SVS comparte que hay ciertas materias que se pueden dejar a definición de las bolsas, que son aquellas en que están alineados los intereses públicos y privados, como el caso del padrón de productos a ser negociados, en los que debiera ser de interés de la bolsa una correcta definición del estándar del producto que facilite su formación de precios y negociación”, precisan en el organismo.
Falta difusión
A pesar de que los distintos actores que se relacionan con la Bolsa de Productos coinciden en que siempre va a existir algún grado de asimetría de información con el mercado, creen que hasta ahora -además de la necesidad de mejorar la ley- también ha fallado la difusión de las herramientas de financiamiento que ofrecen a los productores, que algunos consideran como un punto clave.
“Yo creo que si no fuera por nosotros, muy pocos agricultores sabrían que se pueden financiar a través de una Bolsa de Productos. Lo más importante es masificar la información y creo que todavía nos falta un montón sobre cómo llegar a los agricultores”, plantea José Miguel Carrasco, de BanTattersall.
También destaca que para los productores que la han utilizado ha sido una herramienta útil, en el caso del ganado, porque les permite obtener capital sin tener que hipotecar sus campos y el monto que obtienen no tiene que ver con su patrimonio.
En la Bolsa de Productos reconocen que puede haber una debilidad en ese aspecto, pero creen que la mejor manera de mejorar es incentivando a los corredores a que operen en el área de las repos, mediante los cambios a la legislación.
“El mejor agente para difundir esto es el corredor, porque si no quiere ir a vender es difícil que el agricultor se entere y, por otro lado, si hiciéramos publicidad como bolsa sobre las repos, nos veríamos frustrados hoy día, porque los productores van a tener que ir donde un corredor que no quiere transarlas”, dice Christopher Bosler.
Las facturas lideran
Si bien la Bolsa de Productos fue concebida para operaciones de productos agrícolas,hoy el 95% corresponde a factoringde distintos rubros, donde el agro representa el 30%.
Es un mercado dinámico, que en los últimos cuatro años ha triplicado los montos,llegando a cerca de US$ 1.000 millones en facturas solo en la Bolsa de Productos, ya que el factoringen Chile movería en torno a los US$ 30 mil millones anuales.
Dentro de esa área, en la bolsa proyectan que la implementación de la factura electrónicay las modificaciones que comenzarán a regir en los próximos meses, que acotan el plazo de recepción de una factura a ocho días, se traducirán en un nuevo impulso.
“Con esos cambios va a ser bastante más fácil operar en la bolsa,porque solo se pueden transar facturas que están aceptadas, con mérito ejecutivo, que hasta ahora era muy difícil conseguir”, asegura Bosler.
BanTattersall comenzará a transar granos
Como es la única corredora que opera con repos y la más cercana al rubro agrícola, entre los planes de BanTattersall para fines de este año y el próximo está incorporar al maíz, trigo y avena dentro de los productos que va a transar en la bolsa, a lo que dentro de un año sumarán al salmón congelado.
“Los granos son muy atractivos, debido al volumen que hay.Es un negocio más corto, que tiene que ver con la especulación de precios, donde lo que vamos a ofrecer es financiar las deudas que tiene el productor por seis o nueve meses, para que tenga un mejor plazo y una mejor oportunidad para vender su producción que si lo hiciera al momento de la cosecha”, explica José Miguel Carrasco.
Con esas nuevas operaciones, afirma que el plan de la empresa es duplicar el stock de capital que tienen hoy,de $6 mil millones, para llegar a $12 mil millones de financiamiento. De ser así, si se consideran renovaciones cada 60 días, podrían llegar a mover alrededor de $70 mil millones al año en la Bolsa de Productos, dentro del área de las repos.
Entre US$ 100 y US$ 150 millones al año mueven los pactos de recompra del agro, que actualmente solo se centran en el ganado bovino y porcino.
10% a 15% del movimiento de la Bolsa de Productos representan las repos agrícolas
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